Descubre cómo las ciudades colombianas están evolucionando para ser más amigables con las mascotas, los avances actuales y los desafíos pendientes en esta transformación urbana.
Carlos Martínez
hace 19 días
En los últimos años, Colombia ha experimentado un cambio significativo en la relación entre sus ciudadanos y las mascotas. Según datos de la consultora Kantar, aproximadamente 6 de cada 10 hogares colombianos tienen al menos una mascota, lo que representa un incremento del 17% en los últimos cinco años. Este fenómeno ha generado una necesidad creciente de adaptar los espacios urbanos para incluir a estos miembros peludos de la familia.
Las ciudades colombianas están comenzando a reconocer que ser "pet-friendly" no es solo una tendencia pasajera, sino una transformación necesaria que responde a las nuevas dinámicas sociales. Pero, ¿qué implica realmente que una ciudad sea amigable con las mascotas? ¿Estamos avanzando lo suficiente? Analicemos la situación actual y las perspectivas futuras.
Una ciudad verdaderamente amigable con las mascotas va más allá de simplemente permitir su presencia en espacios públicos. Implica una infraestructura urbana diseñada considerando sus necesidades, políticas públicas que protejan su bienestar, y una cultura ciudadana que promueva la convivencia armónica.
Colombia presenta avances dispares en cuanto a la inclusión de mascotas en sus entornos urbanos. Veamos cómo se encuentran algunas de las principales ciudades:
La capital colombiana ha implementado iniciativas importantes como la creación de más de 35 parques caninos, la inclusión de mascotas en TransMilenio bajo ciertas condiciones, y programas de esterilización gratuita. Sin embargo, aún enfrenta retos significativos en términos de cobertura, especialmente en zonas periféricas donde los servicios para mascotas son limitados.
El Instituto Distrital de Protección y Bienestar Animal ha sido fundamental en este proceso, desarrollando políticas públicas que promueven la tenencia responsable y el bienestar animal. No obstante, la sobrepoblación de animales callejeros sigue siendo un problema persistente.
Medellín se destaca por su enfoque innovador, con iniciativas como el "Parque de las Mascotas" en el barrio Belén, un espacio de 2.500 metros cuadrados exclusivamente diseñado para la recreación canina. La ciudad también cuenta con el programa "Michis Medellín", orientado a la protección y control ético de la población felina callejera.
Adicionalmente, el Metro de Medellín permite el ingreso de mascotas en transportines, un avance significativo en movilidad inclusiva. Sin embargo, la ciudad aún necesita expandir estas políticas a más zonas y mejorar la educación ciudadana sobre convivencia con animales.
Cali ha mostrado progresos con la implementación de zonas caninas en parques como el Parque del Perro y el Parque Panamericano. La administración municipal ha trabajado en campañas de adopción y esterilización, aunque todavía existe una brecha importante en infraestructura dedicada a mascotas.
Un aspecto positivo es el creciente número de establecimientos comerciales que permiten el ingreso de mascotas, especialmente en zonas como Granada y Ciudad Jardín, donde restaurantes y cafés han adoptado políticas pet-friendly.
A pesar de los avances, Colombia enfrenta varios obstáculos para convertir sus ciudades en verdaderos espacios pet-friendly:
Existe una marcada diferencia entre las zonas de mayor poder adquisitivo, donde proliferan servicios especializados para mascotas, y los barrios de menores recursos, donde el acceso a atención veterinaria básica puede ser limitado. Según la Asociación Colombiana de Médicos Veterinarios (VEPA), aproximadamente el 40% de las mascotas en estratos 1 y 2 no reciben atención veterinaria regular.
Aunque la Ley 1774 de 2016 representó un avance al reconocer a los animales como seres sintientes, la implementación de normativas específicas varía significativamente entre municipios. Esto genera confusión tanto para residentes como para visitantes sobre qué está permitido y qué no en relación con sus mascotas.
La tenencia responsable sigue siendo un desafío cultural. Problemas como el no recoger los excrementos, pasear perros sin correa en zonas no autorizadas, o el abandono animal, reflejan la necesidad de fortalecer la educación ciudadana en este aspecto.
Existen señales prometedoras que indican que Colombia avanza hacia ciudades más inclusivas para las mascotas:
Varias ciudades están desarrollando políticas integrales de protección animal. Por ejemplo, el Plan de Desarrollo de Bogotá 2020-2024 incluye componentes específicos para el bienestar animal con un presupuesto asignado de más de 50.000 millones de pesos. Estas iniciativas buscan no solo mejorar la infraestructura, sino también fortalecer los programas de educación, adopción y control ético de poblaciones.
El mercado colombiano de productos y servicios para mascotas crece aproximadamente un 13% anual, según Euromonitor International. Este auge económico está impulsando a empresas a invertir en infraestructura pet-friendly, desde centros comerciales con áreas específicas para mascotas hasta desarrollos inmobiliarios que incluyen espacios dedicados.
Cadenas hoteleras como Decameron y GHL han implementado políticas que permiten mascotas en habitaciones seleccionadas, mientras que restaurantes y cafeterías adoptan cada vez más un enfoque inclusivo.
Aplicaciones colombianas como "Laika", "Dogger" o "Barkibu" están transformando el acceso a servicios para mascotas, desde consultas veterinarias virtuales hasta paseadores de perros y entrega de alimentos. Esta digitalización facilita la vida de los dueños de mascotas y promueve una mayor inclusión en las dinámicas urbanas.
Para acelerar esta transformación, Colombia podría inspirarse en ciudades reconocidas mundialmente por su enfoque pet-friendly:
Para que las ciudades colombianas avancen más rápidamente hacia un modelo verdaderamente pet-friendly, podrían considerarse las siguientes acciones:
Bogotá y Medellín lideran los avances en políticas e infraestructura pet-friendly, seguidas por Cali y Barranquilla. Sin embargo, ciudades intermedias como Manizales y Pereira están implementando iniciativas interesantes que las posicionan como emergentes en este aspecto.
Depende de la ciudad y el sistema de transporte. En Bogotá, TransMilenio permite mascotas en transportín y con ciertas restricciones horarias. El Metro de Medellín tiene políticas similares. Es recomendable consultar las normativas específicas de cada sistema antes de viajar.
Actualmente, la mayoría de las playas colombianas no permiten oficialmente el acceso de mascotas por razones sanitarias. Sin embargo, existen algunas excepciones como sectores específicos en playas menos concurridas de Santa Marta y Cartagena donde la presencia de mascotas es tolerada en determinados horarios.
La Ley 1774 de 2016 reconoce a los animales como seres sintientes y establece sanciones para el maltrato animal. Adicionalmente, la Ley 1801 de 2016 (Código de Policía) regula aspectos relacionados con la tenencia responsable. Sin embargo, la interpretación y aplicación de estas leyes puede variar según la jurisdicción.
Puedes participar en organizaciones locales de protección animal, proponer iniciativas a través de mecanismos de participación ciudadana, practicar y promover la tenencia responsable, y apoyar negocios que implementen políticas amigables con las mascotas.
Colombia está dando pasos importantes hacia ciudades más amigables con las mascotas, pero aún queda un largo camino por recorrer. La transformación requiere un enfoque integral que combine políticas públicas efectivas, participación del sector privado, educación ciudadana y una visión de planificación urbana que reconozca a las mascotas como parte integral de la vida moderna.
El futuro pet-friendly de las ciudades colombianas dependerá de la capacidad de todos los actores sociales para trabajar conjuntamente en la creación de espacios urbanos verdaderamente inclusivos, donde humanos y animales puedan convivir en armonía. Las señales son prometedoras, pero el éxito final requerirá compromiso sostenido y una visión de largo plazo.
¿Crees que tu ciudad está avanzando lo suficiente para ser pet-friendly? ¿Qué iniciativas has observado en tu entorno? Comparte tu experiencia y contribuye a esta importante conversación sobre el futuro de nuestras ciudades y el lugar que ocupan en ellas nuestros compañeros de cuatro patas.